Lamentablemente y con demasiada frecuencia, la sociedad nos muestra su imagen más reprobable a través del aumento de la violencia en todas sus facetas; violencia , que no se detiene ni apiada frente a aquellos seres más indefensos o vulnerables sino que puede azotar sin discriminación a todo tipo de personas.
En Abril del 2013, asistimos a una tragedia en Barcelona por la muerte de dos niños ahogados en la bañera por su madre, una mujer boliviana con antecedentes de maltrato y graves dificultades económicas y personales.
Desde aquel terrible suceso y hasta el día de hoy, los infanticidios se han venido sucediendo de manera imparable. Ciento dos niños han sido asesinados en el ámbito familiar por sus padres; algunos de ellos, como parte de una situación de violencia de género. Asesinatos que se han llevado a cabo por hombres pero también por madres y madrastras por bien que, en el supuesto de violencia perpetrada por las mujeres, aquélla sea más silenciada.
Recientemente, el mes pasado, Girona ha sido escenario de dos terribles sucesos protagonizados por dos madres que asesinaron a sus hijas de manera violenta.
El prestigioso médico forense Miguel Llorente- experto estudioso en el ámbito de la violencia doméstica- ha publicado numerosos artículos; uno de los cuales, asociaba el paisaje de nuestra sociedad al famoso cuadro del expresionista noruego Munch » EL GRITO».
Hablaba de las coincidencias entre lo que refleja la expresión de ese «grito» con las escenas que aparecen a nuestro alrededor – aunque desconozcamos la realidad de las mismas- observando las caras y la conducta de algunas personas.
Posiblemente algo se nos escapa que impide frenar o cuanto menos reducir tal barbarie. Con unos minutos de silencio y el eco mediático no es suficiente. Precisamos de medidas efectivas que contribuyan no solamente a castigar a los agresores sino que también procuren mejorar las condiciones humanas en que viven estas familias.
Porque lo cierto es que estas tragedias se vienen sucediendo con demasiada frecuencia y como Miguel Llorente dijo en otro de sus artículos » No creo en la inocencia de la casualidad. Creo en la causalidad y en la intencionalidad. Es tiempo de Autopsia, tiempo de ver con ojos propios y de compartir las miradas» ¡ Ojos a la obra!
Enero del 2020.