No podemos pretender que el estado amoroso que surge entre dos personas sea perenne e imperecedero, aunque nos gustaría – y luchamos por que así sea – nunca se desvaneciera.
Sin embargo, la realidad dibuja un escenario diferente en el que- lamentablemente y animado por una serie de factores sociales – la propia fragilidad del amor nos lleva a relaciones cada vez más inestables y efímeras; relaciones, que surgen con gran ímpetu y nobles propósitos pero también, algunas, con un billete prestado de ida y vuelta que, de no ser usado adecuadamente o hacerlo a destiempo, puede complicarnos la vida y convertirnos en objeto de comercio para el otro o incluso para ambos.  Como decía ZYGMUNT BAUMAN en su obra AMOR LIQUIDO y acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, » la pareja puede convertirse en una mercancía cuándo no satisface más nuestras necesidades a corto plazo».
Con todo, no se trata de estar tan prevenidos ante cualquier eventualidad , que nos impida gozar de una de las más hermosas manifestaciones de la vida cual es » EL AMOR»; pero sí, adquirir conciencia de sus consecuencias cuándo ese amor «vuele» ingenuo pero, a la vez,  imprevisible en nuestras vidas y especialmente si con él surgieron seres que claman nuestro mayor afecto y atención.