La familia ha sido desde siempre el embrión básico que ha permitido la evolución y la creación de nuestra sociedad. Tanto es así, que su importancia es fundamental a la hora de dar soporte y equilibrio a su estructura y a los miembros que la componen.
En los últimos años, hemos presenciado cambios importantes en su estructura, cambios que hicieron necesaria una reforma legislativa adecuada a las nuevas formas planteadas y que han afectado de lleno a su estructura primaria. Sin duda, adecuar la ley a estos cambios no ha sido fácil en cuanto a las diversas reformas que han sido necesarias, siendo el camino recorrido largo y no exento de controversias. Sólo tenemos que retroceder cuarenta años para observar el concepto que la familia tenía en aquella época. Se hablaba entonces de familia extensa y estaba compuesta por un amplio número de miembros: padre, madre, hijos y abuelos. Con el paso de los años, esta familia patriarcal se ha visto reducida a otra formada por el padre, la madre y los hijos. Tambien, cada vez más, hay parejas formadas por dos hombres o dos mujeres y – desde la ley 13/2005 de uno de Julio que añade un segundo párrafo al artículo 44 del Código Civil, proclamando el derecho a contraer matrimonio a pesar de que ambos tengan el mismo sexo – también son cada vez más frecuentes los matrimonios contraídos entre dos hombres o dos mujeres. A todo esto, hemos de añadir aquellas familias reconstituidas – de las que ya hablé – y todas aquellas personas que, de una manera forzada o voluntaria, permanecen solas: por ejemplo, el viudo o la viuda que tras la muerte de su marido o esposa decide no rehacer su vida; aquella formada por un mujer y su hijo o hija fruto de una violación o de una fecundación asistida o con padre o madre biológico/a que no interesa reconocer o aquellas otras que, tras una ruptura, deciden permanecer solas. Y a todo este abanico de posibilidades, hemos de añadir una última : la formada por hombres y mujeres de nuestra nacionalidad con hombres y mujeres de otros paises así como las formadas por hombres y mujeres de otros países que viven en el nuestro y forman familias entre sí. Por tanto, es incuestionable que el modelo de familia ha sufrido un cambio muy importante con el paso del tiempo y que los cambios en el derecho de familia son irreversibles.
Hemos pasado de un concepto de matrimonio como institución a la referencia de las personas individuales que lo forman, pues si bien la familia en sí y desde un marco ideal puede ser una institución en si misma, lo que realmente importa son los derechos fundamentales que corresponden a los particulares miembros que la componen.